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¿Cuánto cuesta la Presidencia?

Es inmoral y una ofensa a la dignidad humana que se gasten estas impresionantes sumas de dinero en bombardeo publicitario electoral y para fomentar el consumismo en un país con tantas necesidades.

¿Cuánto cuesta la Presidencia?

Según cable internacional de la agencia china Xinhua del sábado 23 de mayo de 2009, publicado en la página web del diario La Prensa, citando como fuente la Contraloría General de la República, “las fuerzas políticas de Panamá gastaron en el primer trimestre 110,1 millones de dólares en propaganda para los comicios del 3 de mayo”.

De acuerdo a la misma información, “las televisoras fueron las más beneficiadas con ingresos por 62,4 millones de dólares, seguidas de los diarios con 19,9 millones, mientras que las radiodifusoras y revistas captaron el resto”.

Esto representó un ingreso para las compañías de publicidad y medios de difusión de 42,8 por ciento más alto que en igual periodo de 2008, en momentos en que las empresas han decidido reducir los gastos de publicidad como medida para sortear la grave crisis mundial.

Nótese que no se incluye en este informe el mes de abril, último de la campaña electoral, donde pronósticos conservadores consideran que los últimos cartuchos quemados en publicidad pudieron al menos duplicar lo invertido hasta ese momento por los políticos.

En otra información aparecida en La Estrella de Panamá, también del sábado 23 de mayo, señala: “durante el primer trimestre de este año la inversión publicitaria total fue 100 millones 113 mil dólares, mientras que en el mismo período en 2008 la cifra alcanzó los 67 millones 679 mil dólares. Es decir, que de enero a marzo de 2009, el incremento del valor de la inversión publicitaria fue de 47.9% en relación al mismo período de 2008”.

Aun cuando los datos de la Estrella de Panamá se refieren a esta cifra como inversión publicitaria total, se reconoce que hubo una disminución en la publicidad empresarial a causa de la crisis económica mundial, por lo que los gastos en propaganda electoral podrían superar el 50% de esos 100 millones de dólares, cifra que sigue siendo escandalosa para Panamá.

El informe de la Contraloría, que insistimos sólo se refiere a los tres primeros meses del 2009, no da cuenta de lo gastado en propaganda en el resto de los meses de este largo proceso de campaña electoral al que fuimos sometidos los panameños, a lo que debemos agregar las primarias de los partidos políticos; ni tampoco incluye los gastos en otros rubros como movilización, capacitación, personal, viáticos, alimentación, comunicación, locales, equipos, fiestas, carnavales, “donaciones” de materiales y dinero (como los miles de dólares lanzados desde una avioneta por un candidato del PRD en Arraiján); viajes al extranjero, actos políticos, cierres de campaña, ni lo destinado al día de las elecciones, incluida la compra de votos.

Si a esa millonada de la que habla esta información, le agregamos lo último del mes de abril y todos los gastos anteriores, entonces estamos frente a una “inversión” de dimensiones astronómicas en un país que apenas supera los 3 millones de habitantes.

¿De dónde procede este dinero? ¿Hasta dónde llegan los tentáculos de la narcopolítica? ¿Cuánto de este capital es deducible de impuestos?  ¿Hasta dónde, sin saberlo, pagamos los panameños de nuestros bolsillos esta “inversión”, como la llamó David Murcia, fuera del multimillonario subsidio que reciben los partidos políticos?  ¿Quiénes, además de los propietarios de los grandes medios de comunicación y las agencias publicitarias, son los principales beneficiarios de esta Danza de los Millones?

Para una mayor comprensión de lo que aquí denunciamos tomamos por ejemplo el caso de los Estados Unidos.  En las elecciones del imperio, donde todos sabemos que el minuto de televisión y otros espacios en los medios son los más caros del mundo, las agencias noticiosas informaron que Obama gastó 250 millones de dólares en publicidad televisiva, frente a 118 millones de Mc Cain, en lo que fue la campaña electoral más cara de la historia norteamericana.

En México, en las elecciones de 2006, las 5 candidaturas presidenciales gastaron mil 978 pesos mexicanos en propaganda, que convertidos al cambio en ese momento, representan unos 219.77 millones de dólares durante toda la campaña.

Estados Unidos tenía registrado 187 millones de votantes, México 76 millones y Panamá sólo 2.2 millones, según el último padrón electoral.

Con estas cifras, no cabe duda que Panamá debe ocupar el primer lugar en el “Record Guiness” de gastos electorales per cápita, lo cual debe avergonzarnos a todos en un país donde niños mueren de hambre y de enfermedades curables, donde casi la mitad de la población es azotada por la pobreza y pobreza extrema; donde el 95% de nuestra población indígena vive en condiciones de miseria; donde el año escolar se aplaza para las escuelas públicas porque las mismas no reúnen las condiciones mínimas; donde no existe un transporte seguro ni eficiente, y lo que existe son vehículos que en muchos casos resultan verdaderas trampas de muerte como aquel bus en el que murieron calcinados 22 humildes panameños; dónde decenas de trabajadores mueren en supuestos accidentes laborales porque las empresas se niegan a invertir en salud y seguridad laboral; donde en la Caja de Seguro Social todos los días miles de panameños deben madrugar en busca de una cita médica o se hacen largas filas por medicamentos que muchas veces no hay; donde cientos de panameños han muerto y mueren lentamente por el dietilenglycol porque no habían laboratorios en condiciones para detectar la sustancia venenosa que introdujeron empresarios inescrupulosos y con la que se elaboraron los productos que fueron distribuidos masivamente; donde ancianos y pacientes de enfermedades crónicas deben someterse a las inclemencias del tiempo y a duras jornadas de cierres de calle y otras protestas para que su voz sea escuchada, al igual que lo hacen comunidades por falta de agua, transporte, seguridad, carreteras, tierras para vivir y trabajar; o en lucha contra proyectos depredadores del ambiente que atentan contra la salud humana, como minas, hidroeléctricas, seudo proyectos turísticos y antenas de celulares; donde se niegan los recursos para aumentos salariales y pensiones que ayuden a los trabajadores a enfrentar los altos precios de la canasta básica familiar y vivir decorosamente.

Es inmoral y una ofensa a la dignidad humana que se gasten estas impresionantes sumas de dinero en bombardeo publicitario electoral y para fomentar el consumismo en un país con tantas necesidades.

Cuando David Murcia habló que había adelantado 6 millones de dólares de un total de 20 para financiar la campaña presidencial y de Alcalde capitalino del PRD, a los magistrados del Tribunal Electoral esto les sonó exagerado.  Siempre en defensa de la Partidocracia, el Magistrado Eduardo Valdés Escoffery señaló a los medios de comunicación que, según la información del Tribunal Electoral, la campaña de Martín Torrijos de 2004 había sido hasta el momento la más elevada de la historia reportándose unos 10 millones de dólares en gastos.

Los políticos de la Partidocracia debieron morirse de la risa.  Es obvio que el rendimiento de cuentas de los partidos políticos sobre gastos y listas de donantes que entregan al Tribunal Electoral son una falacia que encubre los gastos o “inversiones” reales, ocultando la identidad de sus verdaderas fuentes de financiamiento.

La llamada democracia y sus elecciones son un gran negociado en Panamá.  Ahora puede entenderse el porqué del cerco informativo impuesto contra las fuerzas que, como FRENADESO, nos opusimos a esta farsa electoral.

La mafiosa Partidocracia que reina en Panamá se resiste a dar espacios a quienes se oponen a un circo electoral que constituye el negocio de cada quinquenio.  Su democracia se restringe a que cada 5 años el pueblo acuda a las urnas a elegir a sus nuevos verdugos en un carnaval donde los “inversores” inyectan a las candidaturas gruesas sumas de dinero que luego son recuperadas con creces gracias a jugosos contratos, negociados, nombramientos y al saqueo de los fondos públicos.

Pero el sistema electoral está en crisis como se demostró en estas últimas elecciones.  Cuando, como siempre, el desencanto con el nuevo Gobierno llegue, el pueblo exigirá cambios profundos a este sistema antidemocrático, en especial a las reglas del juego electorales existentes que sólo permiten la participación a los ricos y poderosos, imponiéndose trabas y obstáculos de todo tipo para evitar la incursión de las fuerzas organizadas del movimiento popular que exigimos una democracia auténtica en todo el sentido de la palabra.

Mientras tanto, nos preguntamos: ¿Cuánto cuesta la Presidencia en Panamá?

Enviado el Martes, 26 mayo a las 07:49:20 por franckoi
 
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