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Fecha Lunes, 02 mayo a las 12:00:34
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Panamá: Hipólito, prócer de los obreros panameños

En homenaje a los trabajadores en su día.









Panamá: Hipólito, prócer de los obreros panameños

En homenaje a los trabajadores en su día.

Eliécer Navarro Crítica

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“No teníamos horario”. “Trabajábamos de seis de la mañana a seis de la tarde”. “Nos pagaban los que los contratistas querían”. “A veces cuando llegaba el día de pago, nos decían que no había dinero”. “Todo aquel que se quería organizar en un sindicato, los empresarios lo tachaban de comunistas”. “No teníamos derecho a la justicia social”.

Estas frases encapsulan la realidad laboral con la que se estrelló Hipólito Alvarado, tras llegar a la ciudad de Panamá y convertirse en obrero de la construcción en el año 1950.

En esa década y la siguiente, miles de campesinos como Hipólito abandonaron el trabajo agrario para buscar mejores oportunidades en la capital. Buena parte de ellos terminaron batiendo mezcla, soldando o serruchando a cambio de salarios de hambre.

“Yo quería estudiar magisterio para ser maestro rural y enseñar a niños campesinos”, relata Alvarado a “Crítica”. Pero la pobreza lo empujó a ser obrero.

Como albañil, su primer trabajo fue batir mezcla en la construcción de la policlínica Presidente Remón de la Caja de Seguro Social en calle 17. Y ya para ese momento, él y otros de sus compañeros estaban claros en que tendrían que unir fuerzas para combatir los abusos de muchos patrones.

“No tenía formación de ninguna clase, y el único trabajo que podía conseguir para subsistir fue la construcción”, explica. “Me encontré con muchos compañeros del interior y nos pasaron muchas vicisitudes. Éramos demasiado explotados”.

“Tuve mis primeros contactos con gente que entendía que había que buscar la forma de quitarnos la explotación de encima”, cuenta. “Éramos los borrigueros, y así nos trataban. No había nada de prestaciones ni conquistas laborales para nosotros”.

Para la década de los 60 existían organizaciones de obreros, pero dispersas, y peor aún, clandestinas. La personería jurídica para un sindicato era algo impensable.

Hipólito recuerda cuando en una ocasión una losa cayó a centímetros de un obrero, y luego un ingeniero lo apuntó con un arma y lo amenazó de muerte porque le había llamado la atención en cuanto a la falta de seguridad. “No me mató porque sabía lo que le iban a hacer mis compañeros si lo hacía”, expresa Hipólito.

“Los que hacíamos oficios de construcción no podíamos seguir tolerando esa situación de maltrato de los empleadores, malos salarios, prestaciones ignoradas, inseguridad y desconocimiento total de nuestra fuerza de trabajo”.

Hipólito y varios compañeros conformaron un sindicato de albañiles, y recuerda que recolectaba a la membresía un dólar semanal en cuota sindical para comprar papelería, entre otros insumos necesarios para divulgación. “Recogíamos plata en las cantinas para poder tener fondos para comprar papeles”, cuenta.

La gran oportunidad para los obreros del país llegó en 1972, luego de que el gobierno militar aprobara un Código de Trabajo en el que se permitió la conformación de sindicatos. El 10 de septiembre, las organizaciones de albañiles, los carpinteros y los reforzadores formaron el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs).

“Yo era el miembro número 17. Todavía tengo mi carnet”, recuerda.

Tomó más de un año y su primera huelga general para que el Suntracs pudiera obtener la personería jurídica y firmar la primera convención colectiva con la Cámara Panameña de la Construcción (Capac). Los dos objetivos se alcanzaron en 1974.

Hipólito Alvarado trabajó durante 40 años como obrero de la construcción y se jubiló en 1992. Ahora, con 84 años de edad, este miembro fundador y exdirigente asegura sentir una “enorme emoción” por todo lo que ha logrado el Suntracs en más de 4 décadas de lucha.

Hoy, Alvarado -quien vive en la provincia de Colón- es reverenciado por la membresía del Suntracs y considerado como una de las figuras clave en el sindicalismo nacional. “Quiero reconocer el honor de todos esos trabajadores que fueron ajusticiados por los grandes oligarcas, los grandes controladores de negocios en los tiempos de la gran industria en Estados Unidos. Ellos son la vanguardia de la defensa de los derechos laborales”, señala Alvarado, refiriéndose a la gesta de obreros de Chicago que en mayo de 1886 fueron masacrados en la revuelta de Haymarket.

“Felicitaciones a todos los trabajadores internacionales y panameños”.











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