FRENADESO Noticias 21 de Agosto de 2016
Fecha Domingo, 21 agosto a las 07:38:19
Tema Frenadeso Nacionales


Panamá: uno de los países más desiguales del mundo

Articulo de Genaro López








Panamá, uno de los países más desiguales del mundo

Panamá es considerado uno los países más desiguales del mundo

Articulo de Genaro López

Panamá es considerado uno los países más desiguales del mundo. El Banco Mundial señala que el 20 % de la población maneja el 56 % de los ingresos (sector de poder económico alto), mientras el 10 % de los más pobres recibe apenas el 3.3 % del ingreso del país. El 26 % de los panameños vive en pobreza, la pobreza rural alcanza al 54 % de la población y la indígena al 96 % (Datos conservadores, dada la metodología que se emplea para su medición).

La desigualdad distributiva se manifiesta en: la distribución del ingreso entre remuneraciones y ganancias (excedente de explotación), la desigualdad del ingreso personal y la desigualdad del ingreso territorial. La distribución funcional entre trabajadores y capitalistas de la riqueza ha tenido una evolución favorable al capital, en las últimas décadas se confirma y consolida esta tendencia. Es decir, los obreros que producen las riquezas de la nación, cada vez reciben menos de ella.

¿Por qué el crecimiento económico panameño, ahora y antes, no ha generado mayor equidad? Entre varias explicaciones, hay dos de gran peso: el modelo de crecimiento y la gestión de Gobierno. En cuanto al modelo de crecimiento económico, en el país, desde finales del siglo pasado, se viene gestando el neoliberalismo, sustentado en la concentración de la riqueza y la exclusión social. Un modelo que pregona la máxima ganancia, requiere de mayor explotación de la fuerza de trabajo y de los recursos naturales. Un modelo que se ha sustentado en la retórica del libre mercado, que encarece los precios, pues predominan en el sistema relaciones oligopólicas y monopólicas; en la privatización del sector público que niega la atención por parte del Estado de necesidades fundamentales (educación y salud); que impone los intereses de los grupos importadores de alimentos por encima de la seguridad y soberanía alimentaria; y que entrega a las corporaciones multinacionales nuestras principales empresas (energía, electrificación y puertos).

Por el otro lado, una gestión administrativa que se sustenta en el Estado como fórmula de gestar negocios personales de los gobernantes y allegados, lo que genera corrupción. Ello ha sido evidente y creciente, durante los llamados ‘Gobiernos democráticos ' (Endara, Pérez Balladares, Moscoso, Martín, Martinelli y Varela), sin negar toda la trayectoria de sus antecesores, incluyendo el régimen militar. La corrupción, según los medidores de la misma, puede representar un 15 % de la inversión pública.

Vivimos en un Estado que reproduce la desigualdad en la medida en que no impulsa ningún mecanismo redistributivo; que impone un sistema tributario regresivo; donde el gasto público prioriza el pago de la deuda externa y los gastos suntuarios; la inversión social y las políticas rurales son insuficientes; los salarios son bajos; y la cobertura en educación, salud y seguridad social cada vez son más limitada. Es decir, independientemente de que la economía crezca, no se resuelven las más mínimas necesidades materiales y no se mejorado la calidad de vida de la mayoría de los panameños. Los únicos beneficiados han sido las grandes transnacionales y el gran capital local, que siempre obtienen extraordinarias ganancias.

El crecimiento económico ha quedado en manos de los 115 ultramillonarios que concentran el poder económico y político, se ha dado sobre la base de una mayor explotación de la fuerza de trabajo, y sobre la base de la transferencia de nuestras riquezas a las transnacionales ante la venta de la patria.

Es necesario organizarnos para construir poder popular que permita crear las condiciones para autoconvocar a una Asamblea Constituyente Originaria que refunde la República, como única garantía para que nuestras demandas sociales sean atendidas; para que el crecimiento económico llegue a los pobres de la ciudad y del campo, y no al minúsculo grupo que, pelechando de la cosa pública, sigue acrecentando sus riquezas.

SECRETARIO GENERAL DE CONUSI-FRENADESO.





















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