No había terminado el “Parking” y ya había diferencias entre los organizadores.

Algunos no estuvieron de acuerdo con dejarse arrastrar por la marcha que los CD y algunos PRD llevaron al Miramar. Especialmente los de Movin, financiadores de la campaña de Varela como Odebrecht y con gente emplanillada en el Gobierno.
 
Ubaldo Davis de La Cáscara y de los jugosos contratos de Salo Shamah, ataca a La Prensa y a Eisenmann, el amigo de Weeden y el jefecito de Flor Mizrachi, y amenaza con demandarlo a él y al periódico de marras. Dijo que iría al diario a contratar un campo pagado con un titular grande que diga: “Eisenmann Ladrón” y hasta dijo furioso que cancelaría su suscripción.
 
Otros no están de acuerdo con  el proyecto de Ley de “Muerte Civil”, ese que obliga a los ciudadanos a sacarle la lengua a los corruptos, presentado en la Asamblea y ahora apoyado por los panameñistas (por algo será).  Grabación que circula de la jovencita “estudiosa” Irma Planells, sobrina de Annette Planells (Movin), con un lenguaje soez, indica que Mauricio Valenzuela, el mismo que se mofó de los mártires de Enero, decidió presentar el proyecto por su propia cuenta. Ella lo iba a acompañar pero se quedó dormida porque era muy temprano, al mediodía. Valenzuela hasta se salió de la cadena y es posible que elimine a varios de su lista de amigos de Facebook.
 
Otros, como Movin y también Eisenmann, en desacuerdo con piqueteos en la Procuraduría. No se puede ir a protestar a las oficinas de los fiscales que llevan adelante las investigaciones, dijo Annette Planells.
 
Movin (Planells y Mariela Ledezma) apoyan el nombramiento de las candidatas a magistradas Zuleyka Moore y Ana Lucrecia Tovar de Zarak, al igual que Alfredo Motta cuya esposa es prima hermana de Tovar.
 
Hubo disgustos por pancartas donde se atacaban a Eisenmann, a Ana Matilde Gómez y a Movin.
 
Muchas ambiciones, muchas figuraciones, muchos deseos de apropiarse del movimiento y capitalizar el acto y muchísimos candidatos seudoindependientes, mientras los medios siguen con el desfile de los yeyés y las Nananinas y mantienen el cerco informativo contra las voces críticas del movimiento popular.
 
Stanley Motta, el titiritero, trata de controlar la situación y unir los pedazos que se desprenden, mientras sus medios y aliados desvían la atención festinando un accidente de tránsito sin mayores consecuencias que involucró al dirigente sindical, Genaro López. Lo mismo hicieron con el viaje a China para ocultar la comitiva de empresarios, los ultra millonarios, los mismos de siempre, que fueron a hacer negocios para ellos sin importarle los intereses del país.
 
Mientras, gente honesta que cree en la lucha contra la corrupción han quedado como bultos rodeados de tantos corruptos. Si ayer fue el Frente Guacho, hoy es el Frente Tutifruti.
 
En la ciudad plástica no hay cama para tanta gente.

 

FRENADESO