A las voces retrógradas que critican agresivamente el convenio académico firmado entre la USMA y SUNTRACS se une la del empresario Samuel Lewis Galindo, personaje de turbia trayectoria.

En su artículo aparecido el domingo 10 de junio, titulado La USMA… y sus críticas, Samuel Lewis Galindo señala: «La opinión pública, influenciada por alumnos y exalumnos, critica con duros epítetos su decisión para que un representante del Suntracs, sin ninguna credencial ni ética personal, ejerza una cátedra en dicha casa de estudios. Los aportes que pueda hacer el escogido por el Sr. Rector son considerados negativos y que pueden afectar en el futuro el prestigio que ella tiene».

Para Samuel Lewis Galindo, aunque alguien haya sido estudiante sobresaliente, tenga la titulación necesaria, llene todos los requisitos para ser profesor y además con experiencia vasta no puede impartir clases por ser de izquierda. ¿Qué ley dice eso en un país que dice reconocer la libertad de pensamiento y la de cátedra? Según este “demócrata” las leyes no deben ser iguales para todos en Panamá.

Sorprende, además, que Samuel Lewis Galindo hable de ética. Vinculado a los partidos y Gobiernos previos al golpe militar de 1968, este personaje se estrenó en estos menesteres de la peor manera.

Trayectoria política

En 1959, un movimiento cívico, entre los que destacaba la joven figura del estudiante revolucionario y patriota, Floyd Britton, logra la expulsión de los concejales del distrito capital acusados de robar los fondos del municipio. El presidente de aquel concejo corrupto era nada menos que Samuel Lewis Galindo.

Samuel Lewis Galindo y sus hermanos, Gabriel y Carmen, eran hijos de Samuel Lewis Arango, quien, tras el fallecimiento de su esposa, Raquel Galindo Vallarino, contrajo matrimonio con Guadalupe Rosenda Calderón Herrera, cuyo esposo, Ramón Ricardo Buenaventura Arias Arias, también había fallecido.

De la unión Arias-Calderón habían nacido Ramón Manuel Arias Calderón, Ricardo Arias Calderón y Jaime Alberto Arias Calderón, quienes a su vez se convirtieron en hermanastros de los Lewis Galindo.

Es decir que, mientras su hermanastro Ricardo Arias Calderón se convertía en el presidente de la Democracia Cristiana, uno de los partidos de derecha que se opusieron a la dictadura, los Lewis Galindo, y hasta Jaime Arias Calderón, no tuvieron ningún problema en entenderse con los militares. Gabriel Lewis Galindo, por ejemplo, fue embajador de Torrijos en Washington.

En los años de la dictadura, los Lewis Galindo lograron acrecentar su fortuna y se apropian de la isla Contadora, célebre por albergar quién sabe a qué precio, al Sha de Irán, hospedado allí por los militares a solicitud de Estados Unidos. Según el primo de Torrijos, el ex coronel Roberto Díaz Herrera, éste recibió 12 millones que transfirió a una cuenta en Suiza a disposición de sus hombres. Por esos días, desde 1970 hasta 1991, Samuel Lewis Galindo se desempeñó como gerente de la Cervecería Nacional.

En las postrimerías del golpe militar, su hermano Gabriel y él se suman a la Cruzada  Civilista.  uniéndose así a la causa de su hermanastro Ricardo Arias Calderón, quien propugnaba por a invasión militar, y era el vicepresidente del triunvirato que después asume el poder (Endara-Arias-Ford) que fue juramentado en la base militar norteamericana de Clayton. Se dice que uno de los grandes resentimientos de Noriega fue la traición de los hermanos Lewis Galindo. No les perdonaba que, pese a la ayuda que los militares les dieron para amasar gigantescas riquezas, ahora le dieran la espalda.

Sobre este episodio en particular, así lo reseña La Estrella de Panamá del 10 de diciembre de 2009:

«En Estados Unidos, nucleados alrededor de Roberto Eisenmann, fundador de La Prensa, y de Gabriel Lewis Galindo, ex embajador de Torrijos en Estados Unidos que cambió de bando cuando entendió que la suerte de Noriega estaba echada, muchos exiliados panameños trabajaban sin descanso buscando acabar con el blindaje político que Noriega parecía tener. Lo enfrentaban en su terreno, la conspiración. Habían logrado en su lucha el apoyo de republicanos y demócratas. Jesse Helms y John Kerry organizaron sesiones en el senado para escuchar diferentes testimonios que denunciaban a Noriega por narcotráfico y otros delitos. Lo hacían por motivos diferentes. Helms porque quería evitar la reversión del Canal y subsanar el “error” de Carter. Kerry porque fogonear los delitos de Noriega era una forma de castigar a Reagan por sus políticas en Centroamérica».

«Los civilistas agitaban las aguas mientras Noriega contrarrestaba esos intentos a través de sus contactos en el Pentágono, en la CIA y en la DEA. No eran pocos los que creían que la suerte de Panamá se definiría en ese pulso: entre los estamentos políticos que consideraban a Noriega una herencia nefasta de la Guerra Fría y los de seguridad, que lo contaban como uno de los suyos».

«Lewis Galindo hasta llegó a viajar a Filipinas para entrevistarse con John Maisto, el funcionario de la embajada que había diseñado el plan de “Oposición Civil” que provocó la caída de Ferdinand Marcos a través de elecciones libres».

«-Lo que Panamá necesita es más presión interna. Marchas multitudinarias que presionen a Noriega. Sin eso, cualquier cosa será difícil- le confesó Maisto, que poco tiempo después sería destinado a Panamá para colaborar con la Cruzada Civilista en los comicios del 89».

Post invasión

Luego de la invasión, Samuel Lewis Galindo funda el Partido Solidaridad, con el que participa como candidato a la Presidencia en las elecciones de 1994, obteniendo solo el 0,8 % de los votos, pese a los recursos económicos invertidos. Su hermano, Gabriel Lewis Galindo, no obstante, se convierte en canciller del presidente electo, Ernesto Pérez Balladares del PRD.

En 1999, Solidaridad se convierte en satélite del PRD y apoya el intento fallido de Martín Torrijos de llegar a la Presidencia, siendo derrotado por Mireya Moscoso.

En 2004, logra capitalizar a sectores disidentes del panameñismo, y nomina como candidato presidencial a Guillermo Endara, que logra el segundo lugar detrás de Martín Torrijos, quien llevaba como primer vicepresidente a Samuel Lewis Navarro, ex miembro del Partido Solidaridad y sobrino de Samuel Lewis Galindo.

Solidaridad y el Partido Liberal Nacional crean Unión Patriótica en 2006 y, en las elecciones de 2009, apoya al binomio de Ricardo Martinelli y Juan Carlos Varela.  Llegó a ser presidente de ese colectivo, el ex ministro de seguridad, José Raúl Mulino, violador de los derechos humanos y quien se refirió a los obreros como «maleantes de mierda». En 2011, Unión Patriótica se desintegra y se une a Cambio Democrático.

El hoy reo, Ricardo Martinelli reconoce a Samuel Lewis Galindo como su mentor político. Tan es así que tuvo una mención para él en su discurso de toma de posesión el 1 de julio de 2009: «Tal como lo notó mi gran amigo y mentor político Samuel Lewis Galindo, en el gobierno de Ricardo Martinelli, se va actuar con firmeza y educación, pero sin finezas».

Samuel Lewis Galindo es suegro de Alberto Vallarino Clement, casado con Adriana Lewis Morgan, cuya madre, Itza Morgan González, es hermana de Eduardo y Juan David Morgan (Morgan & Morgan).

Banistmo

Samuel Lewis Galindo funda en 1986 Banco del Istmo y fue su presidente hasta 2006. Su yerno, Alberto Vallarino, fue desde 1988 vicepresidente ejecutivo del banco. El banco fue adquirido por HSBC en una transacción donde el Estado perdió unos 400 millones de impuestos, cuando la Asamblea, controlada por el PRD, aprobó una ley presentada por el ministro de Economía de ese entonces, Carlos Vallarino, que permitió una de las grandes estafas contra la nación. Tanto así que uno de sus accionistas, Ricardo Martinelli, para no verse perjudicado en su campaña electoral, donó su parte, 123 562 dólares, a la Iglesia católica. La procuradora en ese momento, Ana Matilde Gómez, se negó a investigar pese a la denuncia ciudadana presentada por FRENADESO.

Para Banistmo trabajó el hoy ministro del MEF, Dulcidio González (Morgan & Morgan) y el detenido por el caso de Cobranzas del Istmo y hombre de confianza del yerno de Samuel Lewis Galindo, Alberto Vallarino, Luis Cucalón.

Alberto Vallarino, integrante de la Junta Directiva del Canal, exvicepresidente del Partido Panameñista, excandidato a la Presidencia por la Democracia Cristiana, hoy Partido Popular, teniendo como jefe de campaña en 1999 a Juan Carlos Varela, y reconocido como uno de los más grandes evasores de impuestos (recordemos que él y Stanley Motta fueron acusados por Martinelli de declarar ingresos de solo un dólar por mes), entre otros escándalos, ha estado implicado en el robo a los niños pobres de Panamá de la Hacienda Santa Mónica, junto a la familia Arias, y en el caso de Buenaventura. Su hijo, Diego Vallarino Lewis, hace parte hoy de la Junta Directiva del Banco Nacional. Diego Vallarino Lewis es el Presidente Ejecutivo de Grupo Verde Azul, una compañía de la familia, donde labora un personaje procedente de COPA-Motta, Juan Manuel Henríquez Portuondo, mejor conocido como Juanma Henríquez. Gerente de la famosa Hacienda Santa Mónica. Portuondo Henríquez es yerno del pre candidato presidencial del PRD, Laurentino “Nito” Cortizo Cohen. Todo queda en familia.

Un capítulo oculto de su vida

Muy pocos conocen la poca moral de este personaje que se atreve a cuestionar el convenio entre la USMA y el SUNTRACS, al punto de que intentó quedarse con el dinero de un mexicano vinculado al narcotráfico, tráfico de armas y al lavado de dinero que había depositado fondos en su banco, la clase de gente con la que se entiende Samuel Lewis Galindo.  Así lo reseñaban algunos medios.

«El Juzgado Tercero de lo Penal, a cargo del juez Adolfo Mejía, sentenció al pago de 64 millones de dólares y una pena de 44 meses de prisión a tres ex directivos del desaparecido Banco del Istmo».

Ellos son: «Samuel Lewis Galindo, Eduardo Masferrer y Maura de Masferrer. Lewis Galindo fundó el banco en 1984, mientras que Masferrer laboró como gerente del banco y su esposa Maura fue la directora del área internacional del banco».

«La condena se da luego de un pleito que lleva aproximadamente más de diez años, y que inició a mediados de 1998, cuando el mexicano José Pineda Trinidad salió de la cárcel, tras cumplir una condena por delitos contra la salud, presuntamente vinculado al narcotráfico y a posesión de armas, y reclamó tres cuentas con depósitos millonarios que tenía en el Banco del Istmo desde 1985». Ver La Estrella de Panamá del 25 de octubre de 2010, es decir, el mismo diario donde el domingo pasado  Samuel Lewis Galindo escribió contra SUNTRACS y la USMA.

«Cuando Pineda Trinidad realizó el depósito de 2 millones de dólares en las cuentas, lo hizo por medio de Eduardo Masferrer, quien era el gerente del Banco del Istmo en 1985. Tres años después, en 1988, en medio de la crisis económica y política del país, Masferrer renunció a la gerencia del banco y se fue a vivir a Miami, Estados Unidos. Fue reemplazado en el cargo por Alberto Vallarino, quien era vicepresidente de la Junta Directiva y accionista fundador desde 1984».

«Las cuentas de Pineda Trinidad fueron cerradas el año en que se fue Masferrer y sus fondos fueron transferidos a First Interstate Bank International de Miami, según comunicó el propio Masferrer. Posteriormente, el banco reportó que una de las cuentas, la número 70116, no había sido cerrada y reflejaba movimientos de dinero hasta el 1 de diciembre de 1998».

«Ya para marzo de 1998, las cuentas habían aumentado a $10,228.098.74 debido a diversas inversiones».

El 12 de julio de 2000, Pineda Trinidad se presenta ante la Policía Técnica Judicial (PTJ), hoy DIJ, para denunciar por los supuestos delitos de hurto, falsedad, asociación ilícita para delinquir y apropiación indebida a Samuel Lewis Galindo y a otros... Lewis Galindo era uno los principales dueños del Banco del Istmo.

En agosto de 2000, el Juzgado Tercero de lo Civil condenó al Banco del Istmo, S. A. a pagar la suma de 21 millones de dólares, que incluían intereses y costas legales.

Pero hay más. Resulta que, acerca del cómplice y socio de Samuel Lewis Galindo, varios medios noticiosos internacionales informaron:

«El banquero Eduardo Masferrer, es primo del pandillero cubano Rolando Masferrer, cómplice de Jorge Más Canosa, especialista en lavado de dinero y ex estrella de los círculos batistianos de Miami que predicaba a favor de una “transición” mafiosa en Cuba, enfrenta hasta 300 años de prisión por una serie de gigantescos fraudes, según la Fiscalía federal de Miami».

«El ex presidente y director del Hamilton Bank, quien se vanagloriaba de su visión de “otra” Cuba, fue declarado culpable de 16 cargos de fraude. El primo de uno de los más famosos asesinos de la dictadura de Batista, cuya sangrienta pandilla, los tigres de Masferrer, posiblemente la pionera de las bandas paramilitares en América, era el último delincuente de la institución acusado por fraude, mientras otros dos habían confesado su culpabilidad».

«Según El Nuevo Herald, entre 1998 y 1999 Masferrer y sus cómplices “inflaron fraudulentamente los informes de resultados de operaciones y condición financiera de Hamilton Bancorp (matriz del banco), defraudando a inversores y a reguladores bancarios y bursátiles».

Obviamente, como sucede en Panamá con los ladrones de cuello blanco gracias al reino de impunidad existente, Samuel Lewis Galindo no pagó condena alguna.

Lewis Galindo y la campaña de odio

En su artículo, Lewis Galindo, detalla sin tapujos por qué para él la universidad debe cerrarle las puertas al debate de las ideas:

«Ante los difíciles problemas que tiene que enfrentarse Panamá en el futuro inmediato y que ponen en situación difícil a todo nuestro sistema democrático, se hace necesario que la USMA y todas las otras universidades que existen en nuestro país, eduquen a nuestra juventud y le expliquen con toda claridad los peligros que se ciernen sobre nuestra nación de llegar los grupos de izquierda radical tendientes a establecer aquí el fracasado ‘Socialismo del Siglo XXI'. La estrategia de ellos es muy clara y peligrosa: desprestigiar a todo lo que tenemos y a todas las personas, en especial a los políticos y a sus partidos. Tratan, con gran esfuerzo, de establecer un gran caos en la nación para asumir ellos el poder. Las universidades, insistimos, deben hacer todos los esfuerzos para que nuestra juventud no crea en las políticas exóticas que confunden y que esos extremistas predican».

Y concluye con una orden a los medios de comunicación como parte de ese suprapoder que está por encima de Gobiernos y partidos políticos, que quita y pone presidentes, magistrados, diputados, dicta las leyes y que ha conducido al país al grave estado de corrupción y de podredumbre de sus instituciones:

«Los medios de comunicación deben contribuir en el esfuerzo que venimos haciendo los demócratas panameños para preservar este sistema político en nuestro país».

Esa son las directrices que da el poder económico a los medios de comunicación y que explica la campaña de odio contra los pobres y los trabajadores y el cerco informativo contra las organizaciones populares y sus dirigentes, incluido el Frente Amplio por la Democracia (FAD).

Pero que el ataque provenga de personajes de esta calaña nos indica que estamos en el camino correcto y nos anima más a intensificar la lucha contra la corrupción y el vandalaje promovidos por esta mafia que ha usufructuado los recursos de Estado desde 1903 hasta nuestros días, y no desmayar hasta lograr un Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo y una Asamblea Constituyente originaria con plenos poderes que, sobre los escombros de una institucionalidad caduca y carcomida, funde una nueva república.