Panamá: ‘¿Quién dijo que todo está perdido?'

A pesar de los hechos, el Gobierno de Varela no reconoce que el alto costo de la vida es un problema que afecta a buena parte de la población. Según el informe del INEC, los precios al consumidor aumentaron en casi un punto porcentual. Al decir de los panameños, el costo de vida está por las nubes.

Sumado a este problema que agobia a los panameños, hay situaciones en el país que también causan preocupación, entre ellos la falta de oportunidades de empleo. Las últimas cifras oficiales, sobre las que hay desconfianza, revelan el incremento en la tasa de desempleo, la informalidad laboral sigue siendo la tónica del mercado laboral. Los sectores profesionales no escapan a esta realidad.

Aunado a ello, los bajos salarios que devengan los trabajadores. El salario que reciben los trabajadores está muy alejado del precepto constitucional de ser suficiente para asegurar a los trabajadores y a su familia las condiciones necesarias para una existencia decorosa y para su reproducción, no solo para sobrevivir. La brecha entre salarios y costo de vida es cada vez más profunda.

El costo de la vida lacera los estómagos y los bolsillos de todos los trabajadores panameños y eso junto a la creciente informalidad laboral y la galopante corrupción que campea la esfera pública se constituye en un atentado contra el derecho a la vida digna del pueblo panameño.

El pueblo ya no aguanta más, esta hastiado de los discursos y publicidad falsa, de falsas promesas, del derroche que asumen las autoridades gubernamentales frente a las carencias de miles de panameños. Por las nubes, también, el presidente, quien pretende finalizar su periodo presidencial viajando, su último viaje a Italia y Australia, con la consecuente erogación que ello significa, sin que represente mayor beneficio para la mayoría de los panameños. Su conducta resulta todo un menosprecio a los sectores empobrecidos del campo y la ciudad. Ello, hace dudar a la mayoría de los panameños sobre el verdadero destino de la recién modificada Ley de Responsabilidad Fiscal (ampliación del déficit hasta 2 % para el 2018 y 2019) y del Fondo de Ahorros de Panamá. A este desencanto se suman la corrupción rampante y la impunidad, situación que favorece los negociados de los círculos de poder económico.

Si queremos vivir humanamente y con dignidad, no tenemos más alternativa que cambiar el modelo económico neoliberal, hoy globalizado. Organizarnos para defender nuestro derecho a la vida digna, para garantizar un futuro de esperanza y de paz para todos.

El Frente Amplio por la Democracia (FAD), como verdadera alternativa política electoral de las mayorías del país, es el único partido político que ha planteado la defensa irrestricta de todos los DDHH, la defensa de la vida, el adecentamiento del país. En este sentido, el FAD plantea un Gobierno que camine en la construcción de un Panamá Justo y Solidario, que garantice una vida digna y decorosa para todos los panameños. Igualmente, nuestro esfuerzo estará encaminado, en lo político, a la construcción de una democracia verdadera. Es decir, el FAD impulsa una nueva forma de hacer política, sentada sobre bases de real participación, de una vinculación directa con la población y el movimiento social panameño, impulsando la creación de un espacio de participación política de nuevo tipo.

Este 28 de octubre el FAD dará muestra de una forma distinta de hacer política, desarrollaremos nuestras elecciones primarias alejados del clientelismo y de la chequera que caracteriza a la partidocracia. Prueba irrefutable de ello, la campaña que han llevado adelante los cuatro compañeros que aspiran a representar al FAD en los comicios del 2019. Como dijera Fito Páez: ‘¿Quién dijo que todo está perdido?'. La Esperanza está en el instrumento político del pueblo, el FAD.