Panamá: Despidos, costo de vida y corrupción

Rutinaria comienza a ser la oleada de despidos a fin de año por parte de empresas de medios de comunicación social; por lo menos, este es el tercer año seguido con la misma conducta. En las redes se informa de unos 150 despidos que afectaron a periodistas, camarógrafos, caricaturistas, administrativos, etc.

Meses atrás, un grupo significativo de trabajadores de Tagarópulos y Franquicias Panameñas, atravesó situación similar. Educadores de preescolar están preocupados por el cierre de programas por parte del Meduca, lo que pudiera significar recorte de plazas de trabajo.

Estos procesos de despidos de trabajadores se dan en el marco de empresas grandes que revelan la obtención de ganancias y ganancias extraordinarias. Empresas cuya ‘responsabilidad laboral' es nula, en la medida que despiden trabajadores para contratar o recontratar con menores salarios. Despidos en muchos casos ilegales, que violentan las normas laborales, muchas veces con la complicidad de las autoridades de Trabajo. En la mayoría de los casos, se trata del despido de trabajadores que gozan de estabilidad laboral, mismos que son reemplazados por trabajadores con menores salarios y sin estabilidad, o por extranjeros.

Frente a este problema, ante las autoridades del Mitradel, se denunció la emisión de permisos de trabajo a extranjeros en empresas que optaban por hacer ajuste de personal. Esta oleada de despidos provoca que se desmejoren las condiciones de trabajo, disminuyan los salarios e incremente la informalidad laboral de los trabajadores panameños.

Sin duda alguna, el desempleo se encuentra entre los principales problemas que enfrentan los panameños, junto al alto costo de la vida.

Este mes se anunció incremento de precios de legumbres y frutas, encareciendo aún más el costo de la canasta de alimentos. Todo indica que la capacidad adquisitiva de los salarios seguirá disminuyendo. Para enfrentar esta vorágine, el pueblo ha tenido que cambiar sus hábitos de consumo hacia productos más baratos y de menor calidad o abandonar una de las comidas diarias, lo que significa una caída en la calidad de vida de los panameños. Estudios establecen que el acceso a la canasta básica es uno de los criterios primarios para definir la pobreza; sin embargo, en nuestro país la misma se distancia cada vez más de los salarios (mínimos y medios).

A esta caótica realidad, se le suma el gravísimo problema de las condiciones de los centros hospitalarios en el país, incluso cuando llueve, cae la lluvia dentro de las instalaciones, como sucedió en el hospital Rafael Hernández en Chiriquí; el deterioro en el hospital Aquilino Tejeira en Penonomé.

El país que más crece en la región, no destina la riqueza nacional a atender las necesidades sociales de la población, sino a favorecer los negocios de los grandes empresarios. La riqueza pasa a manos de corruptos y corruptores (últimos escándalos de partidas millonarias de Pandeportes a ligas vinculadas a diputados; diputados vinculados a escándalos de irregulares compensaciones de los ‘diablos rojos'); y, el canje de dispensa fiscal —por mayor presupuesto a la AN entre diputados y Ejecutivo).

Frente a esta realidad, no podemos asumir el discurso de los grupos de poder económico y político que hacen campaña para que los trabajadores no luchemos por el respeto de nuestros derechos laborales; tampoco podemos creer en sus falsas promesas de que una vez ‘cambie el Gobierno, se resolverán los problemas del pueblo'. Recordemos que toda la partidocracia ha sido Gobierno, y en todas sus administraciones se han impuesto medidas antipopulares y beneficiado a los 115 ultramillonarios del país.

Organización y conciencia es la conducta que debe prevalecer este 2019 por parte del pueblo honesto y trabajador. El 5 de mayo acudiremos a votar, pero nunca más por los mismos.